Escritores por encargo en Madrid

Lambert hoy sabe que para hacer que algo suceda, además de desearlo mucho, hace
falta echarle valor.

Siempre que se sienta delante del teclado de su máquina de escribir, gira la cabeza
buscando la luz al otro lado de la ventana. Lo hace como si una parte de su escritura
estuviera ahí afuera. Como si pudiera traerla hacia este lado. A veces abraza la taza
de té con las dos manos. Luego, vuelve a colocar los dedos sobre las teclas, y
entonces espera una señal eléctrica de su cerebro. Poco después empieza a aporrear
el teclado con el apremio de quien sabe que tiene algo que contar y encuentra la
manera de hacerlo.

Cuando Lambert escribe, parece que el mundo se detiene. Todo a su alrededor (hasta
su propia respiración) se rinden, para que las palabras lleguen a construirse, a
componerse, a ser lo que un instante antes era la nada más absoluta.

Lambert se admira de que esos símbolos raros aparezcan ante sus ojos tan deprisa, y
por algún motivo que no termina de comprender, cobran significado e incluso, en el
mejor de los casos, se convierten en historias con sentido (o sin él), que te atrapan y te
hacen diferente de quien eras antes de empezar a leer.

Ana Jiménez

Muestra de nuestro trabajo como escritores por encargo.